En los meses de Agosto y Septiembre de 1944, una vez retiradas las tropas del ejercito alemán, se produjo, una persecución y humillación de lo más peculiar. Quizás como punto expiatorio, de las iras de un pueblo que había sufrido lo indecible, o quizás como venganza de quienes habían osado “tener relaciones con el enemigo“. Fue un acto impune a los ojos del mundo.
En las zonas francesas de Cherbourg y Rennes, fueron uno, de los muchos lugares donde las mujeres se vieron obligadas a pagar un alto precio por ser sospechosas de presuntamente colaborar con el ejercito alemán, aunque sólo fuera por amor.
Algunas eran prostitutas que habían trabajado en los burdeles para el ejercito nazi, otras sospechosas de tener algún idilio con soldados del ejercito ocupador y otras simplemente por tener buena relación. Estos actos representaban el primer ajuste de cuentas de unos civiles maniatados durante la ocupación.
Este inexplicable castigo no era otro que humillar hasta la saciedad, a quienes habían osado relacionarse con el enemigo. Rapadas y marcadas para que cualquier persona pudiera identificar a las traidoras. Que en algunas ocasiones eran confundidas con mujeres que regresaban de los campos de concentración.
El término colaboración horizontale se utilizaba comúnmente para describir los actos vergonzosos de las mujeres que habían deshonrado a su país por dormir con el enemigo.
Esta expresión de odio del pueblo contra las mujeres, no fue más que una necesidad de encontrar un chivo expiatorio y una forma menos sangrienta de liberar las fuertes emociones. Unos sentimientos reprimidos de ira, vergüenza y odio de la población, imposible de transmitir a los verdaderos culpables de la contienda.
fuentes//El Baul de Josete/Wikipedia
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