sábado, 19 de noviembre de 2011

Arte : Vivian Maier


Vivian Maier (1926-2009) fue una fotógrafa francesa aficionada que trabajó como niñera en Chicago.

Sus fotografías fueron descubiertas después de su muerte.
Su trabajo muestra escena callejeras de Chicago y New York en las décadas de 1950 y 1960.

Su legado fotográfico de más de 40,000 placas fue descubierto en el año 2007 por el agente John Maloof que compró las fotografías cuando la anciana no podía hacerse cargo de sus cuentas.

Sus fotos me parecen dignas de ser recordadas; Vivian salía con su cámara en sus tardes libres,o cuando paseaba a los chicos a su cargo,y tenía un ojo afinadísimo para las tomas.Sus personajes tienen una ternura fuera de lo común.



















Web Oficial

viernes, 11 de noviembre de 2011

Theatre du Grand Guignol



El cine de terror como hoy lo conocemos, en especial el subgénero GORE, no sería lo que es si no fuera por la rica influencia del Theatre du Grand Guignol francés.

Fue gracias a las representaciones de esta compañía de teatro (en un inicio de variedades) que el mundo cinematográfico pudo incluir en sus producciones segmentos realmente atemorizantes basados en la tortura, amputaciones y asesinatos.


Son de elogiar también los excelentes efectos visuales que se creaban con el fin de causar el mayor miedo posible en los asistentes a las obras.



En la calle Chapetal de Paris hay un edificio con ángeles pintados en el techo y diseños góticos en sus puertas, y que fue un convento profanado durante la Revolución Francesa. El 13 de Abril de 1897 Oscar Metenier, un empresario de variedades, compro aquel inmueble y fundo ahí el Theatre du Grand Guignol. Su intención era aterrorizar al público con un programa de ocho obras cortas sobre torturas, asesinatos horrendos y violaciones.

El teatro del Grand Guignol cerraría sus puertas sesenticinco años después, persistiendo su espíritu en homenajes, filmes, y en la memoria de aquellos que tuvieron el retorcido placer de presenciar aquel arte. Su fundador: un tal Oscar Méténier, ex secretario privado del comisionado de la policía de París, y admirador de Émile Zola, abanderado del Naturalismo literario. Con el tiempo, el empresario Max Maury se haría cargo del teatro (luego de la misteriosa desaparición de Méténier), y con la colaboración del Príncipe del Terror, el libretista, André de Lorde, el Grand Guignol alcanzaría su cima y renombre internacional.

El lugar tenía un foro de unos 280 puestos, y un pequeño tablado, sobre el que se dramatizaban historias muy cortas que provocaban sin duda una traumatizante impresión en los presentes. En una noche, se llevaban a cabo hasta cinco representaciones, y su éxito se medía por la cantidad de asistentes desmayados. Para los "efectos especiales" se utilizaban ojos de animales, visceras, sangre falsa, materiales varios con aspecto de piel humana, y una serie de instrumentos trucados e ingeniosos, como cuchillos con hoja retráctil.



Las historias eran tomadas de la vida real, inspiradas en el ya mencionado Naturalismo literario, pero exageradas en el morbo. Una de ellas: una mujer es injustamente internada en un asilo; durante la noche, las reclusas orates se van hasta su cama, la inmovilizan, le sacan los ojos y le echan agua hirviendo en el rostro.

El Naturalismo, entendido de un modo simplista, mostraba lo más feo y desagradable del hombre, su parte más animal.

El teatro del Grand Guignol llevaba al extremo los postulados del Naturalismo, quizás más por un interés comercial que científico. Lo que sí es cierto, es que su huella de truculencia y sangre falsa ha perdurado en los ámbitos artístico y comercial.Clive Barker, George Romero, Russ Meyer, Peter Jackson (conocido ahora por El Señor de los Anillos, pero autor de filmes gore en su inicios), Roger Corman, John Carpenter, los hermanos Argento, Tobe Hopper, Stanley Kubrick, Stephen King, Dalí, Buñuel, entre otros.

Paula Maxa, narró en sus memorias como el público chillaba histérico cuando un actor simulaba sacarle un ojo a una joven. Maxa contó también que, durante su sangrienta carrera, fue "asesinada" 10,000 veces y de 6,000 maneras diferentes.

En cada representación había decenas de personas afectadas por desmayos y lipotimias, y en los descansos
 se abrian las puertas y ventanas para ayudarlos  a recuperar el sentido.

 

 Según el historiador Mel Gordon, inicialmente, el público que acudía a este espectáculo era "el mismo que antes se divertía en los teatros de cera y las ferias de fenómenos humanos". Pero su fama acabo atrayendo a un auditorio de gente burguesa y sofisticada, ansiosa de emociones fuertes. Llegó un momento en que nadie iba a París sin asistir a una representación del Theatre du Grand Guignol; y entre sus visitantes los hubo tan ilustres como los reyes de Grecia, el sultán de Marruecos y el joven Ho Chi Minh.

Aunque el éxito de la compañía traspaso las fronteras de Francia, para convertirse en una franquicia del horror con sucursales en Nueva York y Londres, el teatro cerró en 1964 por la competencia de un enemigo que resultó imbatible: el cine.

Fuente