domingo, 28 de julio de 2013

Adiós,mi niña (relato)

Fue muy frío el invierno en el que murió la Tía Abuela María.Por eso murió probablemente.La gripe y el frío.Muchos viejos mueren cada invierno.La tía era muy fuerte a pesar de sus 104 años,pero el invierno era crudo y la casa donde vivía sola y de donde se negó rotundamente a irse era helada.
Pasábamos los días con ella.En la cama,tapada hasta el mentón,la naricita apuntando al techo y los ojitos vivaces.Y el acento gallego,por supuesto.
Así estaba la tarde que le preguntamos por su madre.Ella se vino de Galicia a los 19 años y nunca la volvió a ver.
Ahora parece casi imposible imaginarse lo que era emigrar a principios del siglo XX. Imaginar un viaje de meses,pagado con el ahorro de años.Sin teléfono,sin chat,y la mayoría de las veces sin cartas porque alguna de las partes,o ambas,eran analfabetas.La gente se iba de su país a otro desconocido,en otro continente,en otro hemisferio,al otro extremo del mundo,sabiendo que lo más probable era no volver a saber de sus afectos nunca más.Es demasiado cruel como para imaginarlo hoy en día.Pero el hambre era más cruel.Y la guerra,cuando vino después de la partida de la Tía, más cruel todavía.Es el mismo hambre,pero con bombas.
Así que la tía se vino a la Argentina.Su madre la acompañó un trecho por el bosque celta de la aldea.La ayudaba con la valija.Llegadas a lo alto de un monte,María seguía hasta el puerto y la madre volvía a su pueblo,a su casa de piedras.
Así nos contó esa tarde,en la cama, tapada hasta el mentón.
Se despidieron,María agarró la valija y empezó a bajar la pendiente mientras la madre saludaba con la mano. A medida que la chica se alejaba,la madre empezaba a subir la voz.
'Adiós,María,adiós'
'Adiós, María, mi niña,adiós,mi niña'
En un momento la madre empezó a bajar corriendo la cuesta,llorando.
'Adiós,mi niña,adiós.'
En un momento la madre dejó de correr y la dejó ir.

Eso nos contó la Tía esa tarde helada y oscura de invierno.
A la mañana siguiente amaneció muerta.

La gata enorme y gorda que había aparecido de la nada y que había pasado las últimas semanas con ella se quedó hasta que llegaron todos los familiares y la ambulancia se llevó a la Tía,tapada con una sábana hasta arriba.Cuando la ambulancia arrancó,la gata se fue y nunca volvió.

Creo que es obvio para cualquiera que esa noche María tenía 19 años otra vez y esperó a que su madre bajara la cuesta y se fueron juntas,abrazadas por la cintura,por el bosque celta de la aldea,entre encinas y cruces de piedra.

Adiós,mi niña.

Familia italiana buscando su equipaje perdido en Ellis Island, New York, 1905.
Foto de Lewis W. Hine.