martes, 21 de diciembre de 2010

Los Candy Bombers

Seguramente en la actualidad los niños de Bagdad no esperan nada bueno caído del cielo sobre ellos, a no ser algún que otro misil lanzado por las fuerzas ocupadoras americanas. Afortunadamente en la vida siempre hay gestos y hazañas que quedan plasmadas en la historia y por supuesto en la mente de algunos niños.
Los Candy Bombers, también conocidos como los Raisin Bombers eran un grupo de pilotos americanos que trataron de sacar una sonrisa a los niños de la devastada ciudad de Berlín durante el bloqueo.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue dividida entre los vencedores. La Unión Soviética se hizo cargo de la mitad oriental de Alemania, mientras que la occidental pasó a cargo de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Desgraciadamente existían considerables diferencias económicas y políticas entre occidente y la Unión Soviética. Esto junto con los militares propició el comienzo de la Guerra fría.

Los Candy Bombers tienen su inicio después de que Gail Halvorsen, un piloto americano, comenzó a dejar caer en paracaídas golosinas artesanales a los niños atrapados detrás del muro de Berlín. Después de un tiempo otros pilotos se sumaron a la iniciativa, por lo que se convirtió oficialmente como la operación Little Vittles.





Finalmente la asociación de confiteros de Estados Unidos comenzó a donar grandes cantidades para este noble esfuerzo. La idea sensibilizó a gran parte de los americanos y al final de la operación alrededor de 25 bombarderos habían lanzado 23 toneladas de chicles, chocolates y otros dulces en diversas partes de Berín.



 
La parte más importante de este lanzamiento fue que la mayoría de los niños alemanes solo sabían que los americanos los bombardearon y posiblemente mataron algún miembro de su familia. El efecto de la caída de dulces era dar esperanza y un poco de alegría a las personas más frágiles de la población; los niños.

A Gail Halvorsen se le ocurrió la idea, después de haber dado unos chicles a  unos niños que estaban viendo aviones procedentes de la base de Tempelhof. Los niños querían más y le prometió traerles más en el próximo viaje.
Como los aviones solían llegar cada 90 segundos, los niños naturalmente no podrían distinguir el avión de Gail, entonces les prometió mover las alas del avión para ser identificado, lo que le condujo a su apodo de “Tio Wiggly Alas”. El detalle importante es que lo hizo en contra de las órdenes y bajo amenaza de consejo de guerra.


Por tanto el transporte aéreo llegaba con harina, carbón y cómo no, con los dulces del tío Wiggly que hacían la felicidad de los niños berlineses. Este dulce bombardeo puede haber tenido un impacto sustancial en la forma de ver los estadounidenses la posguerra en Alemania, y todavía es señalado como un símbolo en la actualidad de las relaciones germano-americanas.



fuente://El baul de Josete.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias!
    ya me meto a chusmear.
    saludos!

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  2. Muy bueno este post, vaya idea la de los "bombardeos dulces".
    Fanny: he visto unos artículos por internet de un tema que te podría interesar: "El pan maldito de Pont Saint-Esprit" en Google. Hace poco pasaron por la TV catalana un reportaje francés sobre este pueblo que en 1951 sufrió alucionaciones colectivas a causa de un pan de centeno pero otros lo atribuyen a experimentos de la CIA con LSD. Saludos. Borgo.

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  3. Sí,algo leí sobre el "pan de la locura",pero tenía entendido que lo de los experimentos era verdad,y que la propia CIA había pedido disculpas por el incidente...voy a averiguar más.
    Saludos!!

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