martes, 14 de junio de 2011

Algunos personajes del barrio

Algunas anécdotas con personajes conocidos (y no tanto) en el barrio...

Ferroviarios:
Gran parte de mi familia trabajó en algun momento (o casi  toda su vida) en Ferrocarriles Argentinos,ramal Victoria. Obviamente estoy hablando de la época de oro del ferrocarril en la Argentina,antes del famoso"ramal que para ,ramal que cierra".
Varios famosos a nivel local trabajaron en los talleres de Victoria,como el después vidente Horangel,y algunos integrantes de la troupe de Titanes en el Ring.
Como mis primos mayores eran fanáticos de las huestes de Karadagián,mi tío,que también era ferroviario,consiguió que un par de sus compañeros aceptaran ponerse el disfraz para amenizar la fiestita de cumpleaños de mi primo.La fiesta se hizo donde se hacen la mayoría de las fiestas de la familia desde los años '40,donde se unieron y deshicieron parejas,donde entre otros mi mamá tuvo la oportunidad de ver a un jovencísimo Sandro acompañando a Los de Fuego: El Club Alberdi.

Todo iba bien hasta que hicieron su entrada triunfal La Momia,el Androide y creo que El Payaso Pepino,no estoy muy segura.Los niñitos que los adoraban ,al verlos en persona(y la Momia con sus casi dos metros de altura era bastante intimidante),empezaron a gritar y llorar llamando a sus mamás y a correr buscando cualquier escondite seguro: abajo de las mesas de billar,atrás de los flippers,atrás del inodoro del baño de mujeres...(Perdón por la mandada al frente,Fer,pero sabés que es cierto).Un tío ,para calmar los ánimos,intentó una coreografía de lucha contra la Momia.No sé porqué habrán pensado que un tío pelado luchando contra una momia egipcia de dos metros,con las vendas colgando,tranquilizaría a las histéricas criaturitas.No lo hizo.Todo terminó con las estrellas quitándose el maquillaje a las apuradas para comer algún sanguchito y todas las madres tratando de calmar a nenes llorosos.


No sé si ferroviarios,pero otros personajes de la troupe son del barrio,como El Ejecutivo,que luchaba mientras hablaba por teléfono y su secretaria le sostenía el maletín.O Julio "Bombardero" Narvaja,el marido de la peluquera.O Julio César,que conserva sus músculos y su blonda cabellera.

Nota aparte: buscando la música de los diferentes personajes,encontré muy pocas y falta mi preferida: la de Rasputín.A ver cuándo una buena banda de rock hace un cover del tema de Rasputín!

Otro ferroviario fue el actor Alberto Martín,habitual galán de telenovelas de los años '60.
Martín trabajaba mientras soñaba,y hacía todo lo posible,por llegar a ser alguien en el teatro,el cine o la televisión.Supongo que eso les parecía muy gracioso a algunos de sus compañeros,y que también les parecería graciosa la broma que maquinó uno de ellos,que tenía un pariente que trabajaba en Canal 13.El hombre le dijo a Martín que le había conseguido,por medio de este pariente,una entrevista con Alberto Migré,el autor de las telenovelas de mayor éxito de la pantalla.No sé en qué consistía la gracia,si en el hecho de que el muchacho perdiera el presentismo por faltar al trabajo y acudir a la cita,o en el viaje y los nervios que le esperaban,o en la desilusión con la que sin duda volvería a encerrarse en un taller a arreglar un vagón roto.
Pero Martín,al llegar al canal y encontrarse con que la recepcionista no lo dejaba pasar,y que le decía que el señor Migré no atendía a nadie,no se conformó y empezó a discutir.Por suerte,antes de que llegara Seguridad,llegó Migré himself y lo hizo pasar.Al parecer le vió aptitudes,porque a partir de ahí,Alberto Martín se hizo famoso en todo el país y siguió trabajando como actor hasta la actualidad. Del bromista no se sabe nada.




Tangueros:
Cuando mi tío (el mismo de la fallida fiesta con los Titanes) era dueño de un restaurante en una antigua casona del barrio(con sótano siniestro y túnel que conecta con el río incluídos),uno de los clientes habituales era un señor mayor,elegante y correcto,de pelo blanco.En la cocina se comentaba que "tomaba".Tardé en entender que eso quería decir que era borracho.Para mí un borracho era como el que andaba siempre por la avenida con un saco hediondo y una piñata en el dedo,diciéndoles "mi amor" a todas las mujeres.Este señor no podía ser eso,de ninguna manera.Supongo que si tenía algún problema con el alcohol,lo sobrellevaba de forma civilizada.
Una noche,el señor le ofreció a mi tío un trueque.No tenía dinero para llevarse una botella de vino,pero tenía un violin.No era de los mejores,pero estaba en perfecto estado,y bueno...podría valer algo.Los dos hombres inspeccionaron el violín.El tío aceptó,y el señor lo desmontó,porque así era como había que guardarlo si no se iba a usar.
Años más tarde leí una noticia en un diario.Un famoso tanguero había muerto.No sólo eso.Murió como sueñan morir la mayoría de los artistas,sobre el escenario.Estaba interpretando "Nostalgias",y se desplomó.
En algún rincón del ropero de mi tía quedó uno de sus violines.



El cantante Alberto Castillo se presentó una noche en el club Juventud,en Rincón de Milberg.Castillo era el preferido de las jovencitas que iban a los bailes a ver a las grandes orquestas...y de sus madres también.Además de ser joven,buen mozo y buen cantante,Castillo ,a diferencia de los otros músicos,tenía una profesión.Médico,nada menos.Era el partido perfecto.Era simpático,y le quitó el acartonamiento al tango al moverse por el escenario con el micrófono y su pie en la mano,como un cantante de rock.
Esa noche en Rincón fue un éxito.Tras bambalinas se acercó a saludar un vecino del barrio,el futbolista de Boca Ubaldo Rattín.El mismo que se sentó en la alfombra de la Reina de Inglaterra e inspiró el famoso titular de un diario inglés :"BARBAROUS!".


Rattín le contó a Castillo de una señorita,vecina suya del barrio,que a pesar de ser admiradora suya no pudo ir a verlo.Ella estaba postrada,en una silla de ruedas,y en esa época machista eso era sinónimo de un ostracismo casi total.
Después del show,Castillo fue a la casa de esta mujer, con un guitarrista y dos bailarinas de candombe que lo acompañaban en sus representaciones,y le ofreció una serenata a su admiradora cautiva.Todo el barrio salió a verlo,aplaudirlo y bailar.
La joven no olvidó esa noche nunca.La anécdota pasó de generación en generación en la familia,y me fue contada por uno de sus sobrinos.

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