lunes, 1 de junio de 2015

Whatsapp

Sábado a la noche, en el bar del barrio. La pareja se sentó enfrente nuestro, les sirvieron sus tragos y ambos sacaron sus celulares y clavaron la vista en ellos. Y eso fue todo.No levantaron la mirada nunca más. Él se pasaba la mano por la boca cada tanto. Ella por el pelo, todo el tiempo, y sonreía. En un momento lo tomó del brazo y puso el aparato frente a los dos. Foto. Yo aposté a que iba a hacer trompita de pato. Perdí. Fue una mirada dulce, una cara serena, de felicidad, de estar donde querés estar. Ni bien brilló el flash le soltó la mano y siguió en lo suyo, o sea, en el teléfono. Al rato pidieron la cuenta, él pagó, se levantaron, ella miró alrededor (arreglándose el pelo otra vez con gesto grandilocuente y estudiado) y al vernos a las 4 pendientes de ellos (éramos 5, pero una estaba demasiado ebria para notar nada) sonrió con satisfacción, lo besó en la boca y se fueron.

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