Me había insistido para que vaya a verlo.Hubiera podido ir en realidad. Pero me quedé. Pensaba dormir todo el domingo.
A las 7:00 fui a esperar el tren. Bajó, el pelo rubio, la piel pálida, los ojos rojos.'Hola, vampira', me dijo.él era el que parecía un vampiro. No me alcanzaban los brazos para apretarlo.
Estaba cansado. Más de dos horas de viaje, después de ensayar toda la tarde y tocar toda la noche. 'Creo que nunca hice algo así', confesó, con cara de escolar cansado.'Solamente por vos lo haría'.
Mi casa está sólo a tres cuadras de la estación, pero perdí la cuenta de las veces que nos paramos para abrazarnos y besarnos.Hacía frío.
Me miró. 'No me hago una paja desde hace tres días. Me estaba guardando para vos'.
En casa iba al dormitorio para sacarme el sweater de lana, pero me detuvo en el pasillo. Me apretó contra la pared, metió la mano debajo de la ropa, me comió.Nos comimos.
No sé cómo llegamos a la cama, no sé cómo lo hicimos ninguna de las cientos de veces anteriores.Sí sé que en un momento le puse mi pierna delante de la cara para que me baje el cierre de las botas, marrones, hasta la rodilla.
Y que en otro momento nos quedamos quietos, muy quietos.Él estaba arriba mío. Adentro mío. Fui consciente de que el aire era frío, pero nosotros estábamos dentro de una burbuja cálida y seca, y nos quedamos quietos, abrazándonos fuerte, él adentro mío, pero yo también adentro de él de alguna forma. Me moví apenas para juntar nuestros labios, la única parte de nuestros cuerpos que estaba separada.Solamente puse mi cara de frente a la suya, y su boca se apoyó en la mía, caliente y suave.Tenía las mejillas sonrosadas. Nos abrigábamos.
No sé cuanto duró el momento. Mucho, probablemente. No lo suficiente, seguro. Después seguimos jugando, como siempre. Como nunca. Era de tarde cuando lo acompañé a la estación de nuevo.
'No sé por qué pero cada momento que vivimos juntos me quedó grabado', me dijo casi un año después, siglos después.
A mí también.
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